Uno de los momentos más emocionantes en el proceso de dar el “sí” es la elección del vestido de novia. Por lo cual, es esencial que a la hora de elegirlo te sientas vos misma con él y te identifiques con lo que llevás puesto.
Detrás de cada novia hay una mujer, una mujer real que busca sentirse especial. Es por ello que el vestido tiene que reflejar tu estilo natural, tu personalidad y que te sientas cómoda. Que te aleje de convencionalismos e imposiciones porque el peor error que podés cometer es elegir un vestido que no te encante, que no ames, solo para complacer a alguien más.
En ocasiones, hay vestidos de novia muy lindos, pero que no son cómodos para vos. Pensá que lo vas a llevar puesto por muchas horas, por lo que tenés que estar segura que vas a poder bailar, saltar y que no te va a molestar o incomodar. No queremos que nada opaque el día más importante de tu vida.
Se trata de alcanzar la mejor versión de vos misma, donde las decisiones deben ser totalmente tuyas.
Obvio que también es muy importante la asesoría de un profesional en el tema, ya que hay que tener en cuenta muchos factores para realzar nuestra figura:
- Tipo de corte.
- Telas.
- Tono (si es blanco, pero hay miles de tonalidades).
- Identidad general del evento (ya que no es apropiado hacerte un vestido de princesa con brillos si el casamiento va a ser rústico, por ejemplo).
- Con mangas o sin mangas (tené en cuenta la temporada en que te vas a casar).
Así que disfrutá cada momento y elegí un vestido de novia que te haga sentir feliz, cómoda y única.
Dato de color: Si quieren volver a usarlo después de la gran noche, pueden hacer un “Trash the Dress”. Pero este tema requiere de otro posteo.
